El Nuevo Municipio es una institución ficticia disfuncional de grado cero, el único servicio ofrecido a la comunidad es el de señalar los albores de su existencia en oposición a su ausencia: el cosmocaos pre-social. El Nuevo Municipio siempre está llegando, originado como una expresión de orden y deseo entre el abandono y la utopía. Es precursor y sucesor del acontecimiento, acechando en cada baldío, debajo del parquet y entre los techos de durlock de las casas de barrios en construcción. En estos enclaves residuales, El Nuevo Municipio espera paciente su oportunidad.
Toda mi práctica artística se encuentra bajo dominio de El Nuevo Municipio. Los proyectos ejecutados desde esta plataforma se materializan en registros diversos: fotografía, dibujo, instalaciones y films documentales que encarnan diversas experiencias en territorios específicos. El habilidoso trabajo de cuadrillas especializadas en pintadas políticas que disputan espacios de propaganda ilegal en los márgenes de las autopistas. Una sinfonía urbana que documenta cómo se instala semanalmente la feria La Salada, multitudinario mercado informal que activa una poderosa economía no hegemónica en las orillas de un río contaminado. El parque suburbano construido a partir de los desechos inevitables que se desprenden de todo optimismo técnico. Las paradójicas intervenciones que modifican paisajes espontáneos en nombre del patrimonio.
En tiempos de homogenización de todo rasgo singular en pos de instituir una fisonomía social estable, compensada y categorizada, los proyectos del Nuevo Municipio se proponen identificar lapsos y casos de excepción o anomalía, experiencias en peligro de extinción.
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El Nuevo Municipio is a fictitious institution in zero degree. Its sole service to the community is to point out the dawn of its existence as opposed to its absence: the pre-social cosmo-chaos. El Nuevo Municipio is always on its way. It originated, in essence, as an expression of order and of desire between surrender and utopia. It is precedent and consequence of the event. It lurks, patiently awaiting its chance to emerge, in residual enclaves: it lies in every empty lot, under every wooden floor, and beneath every drywall ceiling in the homes of neighborhoods under construction.
El Nuevo Municipio has encompassed all of my work as an artist. This platform’s projects take the shape of many different forms of documentation: photographs, drawings, installations, documentary films that embody a range of experiences in specific territories. The skillful work of crews specialized in political graffiti that fight over spaces of illegal propaganda under highways. An urban symphony that documents how La Salada—a vast informal market of knock-off brands and bootlegs products that motors a powerful non-hegemonic economy on the banks of a highly polluted river—is installed every week. The park on the outskirts of the city constructed using the waste that, inevitably, all technical optimism leaves in its wake. The paradoxical interventions that alter spontaneous landscapes in the name of patrimony.
In times where anything that might be different is homogenized as soon as detected for the sake of a stable, fine-tuned, and neatly categorized social body, El Nuevo Municipio’s projects set out to identify slipups and aberrations, exceptions and experiences in danger of extinction.